By Mario Bunge
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Es un control muy severo: las revistas científicas de nivel internacional publican menos de un décimo de los artículos que reciben. La mayoría de los artículos son rechazados no porque sean malos sino porque no son suficientemente originales o porque tienen competidores aun mejores. Así y todo, a veces se cometen irregularidades. Unas veces, un artículo es aceptado porque halaga a uno de los revisores; otras, es rechazado por ser extremadamente original; ocasionalmente, es rechazado por criticar teorías erróneamente consideradas definitivas; y a menudo se rechazan buenos artículos de autores provenientes de universidades oscuras.
Qué? Tengo la osadía de proponer que carecía de empatía: que no simpatizaba con sus personajes. Propongo esta idea con osadía porque carezco de credenciales literarias porque soy consciente de que estoy haciendo psicología de butaca. Creo que Borges admiraba, temía o despreciaba a la mente. Pero ¿alguna vez se compadeció de alguien o amó a alguien al punto de sacrificar algo? Si hemos de juzgar por personajes, Borges no le tuvo lástima ni amó apasionadamente a persona alguna. En efecto, ninguno de sus personajes es entrañable.
Un segundo factor del éxito comercial y cultural del psicoanálisis fue la ausencia de psicofármacos eficaces antes del descubrimiento de la clorpromazina a mediados del siglo pasado. No es que los psicoanalistas curasen, sino que encontraron un vacío. Este vacío era doble: la ciencia no curaba ni estudiaba las emociones ni las pasiones, en particular el placer y el dolor, el amor y el odio. Las fantasías desbocadas de los psicoanalistas llenaron ese vacío y dieron empleo lucrativo a miles de individuos sin formación científica.