By Alejo Carpentier
Buscar los angeles utopia es querer encontrar el paraiso, y viceversa. Alejo Carpentier lo rationaleó por medio de un riquisimo lenguaje, de l. a. naturaleza exuberante. Los pasos perdidos es un descenso a las raices, una travesía cargada de símbolos y de un a ancestral tradición cultural. Esta novela, escrita narra un viaje de vuelta: el protagonista, musicólogo, emprende una expedición al país de su infancia en busca de instrumentos musicales primitivos, al mismo tiempo, es una fuga: huye de un trabajo sinsentido, de una sociedad corrompida.
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Sample text
Mi madre cerraba apresuradamente las ventanas para que no lo creyeran loco, aceptando, sin embargo, con vieja mansedumbre hispánica, que cuanto hiciera ese esposo, que no bebía ni jugaba, debía tomarse por bueno, aunque pudiera parecer algo estrafalario. Precisamente mi padre era muy aficionado a frasear noblemente, con su voz abaritonada, el movimiento ascendente, a la vez lamentoso, fúnebre y triunfal, de la coda que ahora se iniciaba sobre un temblor cromático en la hondura del registro grave.
La acompañaba la pintora canadiense de voz cantarina y grave, casi fea y sin embargo atractiva, que se nos hubiera presentado la víspera. Conocía el país y tomaba los acontecimientos con una despreocupación que tenía la virtud de aplacar la contrariedad de mi amiga, afirmando que pronto se produciría el desenlace de la situación. Dejé a Mouche con su nueva amiga, y, respondiendo a la llamada del Kappelmeister, bajé al sótano con los de la comisión para proceder a un recuento de las subsistencias.
Y al cabo de ella, tan arriba que parecía de otro mundo, la luz cimera que iluminaba tres cruces de madera, plantadas en montículos de guijarros, donde más batía el viento. Ahí terminaba la aleluya urbana, con fondo de estrellas y de nubes, salpicada de luces menores que apenas si se advertían. Todo el resto era barro de tejados, que se iba haciendo uno, en sombras, con el barro de la montaña. Sobrecogido por el frío que bajaba de las cumbres, yo regresaba ahora, andando por calles tortuosas, hacia la casa de la pintora.